LOS ZIGARROS
Escrito por Mario Verdaguer el 20 de diciembre de 2021
Los Zigarros son cuarteto de Valencia formado en 2011 por los hermanos Ovidi (guitarra y voz) y Álvaro Tormo (guitarra), junto con Adrián Rives (batería) y Nacho Tamarit (bajo), cuyo sonido se mira en el rock and roll vacilón que han marcado bandas como The Rolling Stones y AC/DC a nivel internacional, o Burning y Tequila, en España. Su planteamiento es el del rock fresco y rabioso, de guitarras contundentes, con pellizco, y letras que buscan la celebración de la vida pensadas para cantar a coro junto a los amigos cerveza en mano. En esas están actualmente Los Zigarros, disfrutando la vida en la carretera que conlleva militar en una banda de rock and roll, y más tras haber sido elegidos para actuar como teloneros de los Rolling Stones en Barcelona en el concierto que ofrecieron el 27 de septiembre de 2017, lo que ha supuesto un empujón a su ya exitosa carrera.
Sacaron su primer álbum en 2013, y lo volvieron a poner en circulación en 2015, corregido y aumentado en edición de lujo con dvd y material inédito, con cinco canciones grabadas durante su gira teloneando a Fito & Fitipaldis, cuando ficharon por la multinacional Universal.
Su segundo álbum, “A todo que sí” (2016), confirmó con creces que nos encontramos ante una de las bandas más destacadas del país, que mantiene a flote el rock and roll más clásico. Sin perder la frescura que emanaba de su primera y extraordinaria colección de canciones con las que fueron reclutando seguidores a lo largo y ancho del país, estos enamorados de la guitarra se afianzan en el panorama musical español con un nuevo trabajo que desprende velocidad, estilo, electricidad e insolencia. Un álbum que contó nuevamente con la producción de Carlos Raya, que suena igualmente adictivo y, no obstante, mucho más atractivo que su predecesor, el cual ya había dejado el listón a una altura considerable.
Los Zigarros van con su nuevo disco un paso más allá y coquetean con diferentes estilos y géneros que dan dinamismo y variedad al conjunto final. Hay temas para pasárselo bien, pues ese es su fin último, repletos de riffs pegadizos y letras sencillas, canallas y optimistas que son interpretadas con chulería y desparpajo, las cuales giran en torno a la noche, el sexo y el deseo sexual más apasionado, sin tabúes. Se trata de un disco de rock and roll, y como tal, no hay espacio para las metáforas ambiguas, difusas o empalagosas. Asimismo, también hay lugar para el humor, el amor así como su opuesto, el desconsuelo y la celebración de la vida rockera.