«Vivimos en la falsa libertad del estado del bienestar»
Escrito por Mario Verdaguer el 22 de marzo de 2022
En plena era digital, donde parece que la metarealidad se impone al humanismo, los rapsodas se erigen como figuras esenciales capaces de alimentar consciencias con jugo espeso, próximo y verdadero. Su función está clara: entretener, enseñar, alertar, criticar y esclarecer. A mi parecer Chaqueta de Chandal ejercen de rapsodas en pleno siglo XXI y tal y como ya hicieron con su opera prima, “Gimnasia Menor”, siguen su homérica carrera con “Futuro, tú antes molabas”.
La famosa presión del segundo disco, sobretodo después de haber conseguido con el primero una gran atención tanto por parte de crítica como de publico, no parece haber mellado en estos veteranos de la escena underground catalana. Continúan su carrera con la motivación de unos recién estrenados, dejando aflorar sus influencias con la inocencia de unos jovenzuelos. Esta vez le insuflan al disco un poco más de aire y despejan algo de intensidad. Alinean una fórmula sónica más equilibrada, con menos hormona y más vitamina. Su alma pop sigue a pleno vapor, y se deja querer por unos sonidos más crudos, herederos del grunge noventero. Y a todo esto lo combinan con sus arenas movedizas cargadas de sintetizadores fluorescentes y estroboscópicos, ya marca de la casa.
Chaqueta de Chándal son portavoces de una realidad que necesita crítica, necesita arte y necesita humor. Son representantes de un arte que por molesto e incómodo consigue despertar mentes. Son necesarios tipas como ellas, que sepan que la versión oficial es, en la mayoría de casos, una ficción orquestada, pura propaganda estereotipada: Un diseñado premio de consolación. Y, a la postre, es también una excusa para crear y hacer, entre muchas otras cosas, una gran canción.
Kurosawa, citando a su hermano, decía que si cierras los ojos ante una imagen aterradora, acabas viviendo aterrado, pero si lo miras todo directamente no tienes nada que temer”. Esta cita me ha conducido a vosotros y lo que hacéis con vuestras canciones. Si silencias lo que pasa a tu alrededor, das espacio al miedo colectivo, pero si le pones voz es un pequeño camino a la libertad.
Alfonso: Nuestra visión. Es que los problemas con un poco de humor siempre ayuda a verlos y a hacerlos más llevaderos. Me parece muy guay que nos relaciones con esta cita. Los problemas se tienen que poder hablar porque si los pones debajo de la moqueta al final te salen montañas.
Guillem: Articular esto con una propuesta artística en nuestro caso no tienen la ambición ni el genio de Kurosawa, que quede claro.
Al final, Kurosawas a parte, creo que le ponéis voz y miráis directamente a muchos de los problemas actuales que nos son comunes y lo hacéis a vuestra manera. Yo me refería a esto.
Guillem: Es rollo exorcismo. Al final es bastante hacia nosotras mismas. En nuestro caso el inicio de todo esto es bastante introspectivo. Es de lo que hablaríamos sentadas en la mesa, pero como también hacemos música, pues lo cantamos.
«Lo que más nos gusta es hacer turismo, comer tapas y tocar en lugares pequeños donde tengas la opción de hablar con la gente»
Hay también el reverso de esto. Vuestro lado más intimo y personal queda ahogado por ese lado más social y combativo al que dais mucha más cancha.
Guillem: La típica frase que te dirían aquella gente que escribe desde una perspectiva más emocional y de cosas que les pasan, es que aquello de lo que hablan son problemas universales y que explicando sus problemas universalizan ciertas emociones arquetípicas y así el oyente se puede sentir identificado y adaptarlo a su modo de pensar. A nosotros no se nos da bien hacer esto. Por esto no lo hacemos. Somos tímidos.
Alfonso: Hay veces que escuchando ciertas canciones y ciertas letras pienso: como es posible que solo puedan cantar sobre el amor. Como si no pasara nada más en la vida. Yo estas cosas las hablo con mis colegas, no necesito hacer ninguna canción. En cambio, pienso que los temas que hablamos nosotros sí que son más universales y los sufrimos todos en mayor o menor medida.
Bueno y luego también está el caso de cuando las letras se intercalen con reglas de mercadotecnia
Guillem: Absolutamente. Y esto si que es una línea roja para nosotras y espero que en el de muchísimas bandas del mundo mundial. Y me refiero a que lo que digas en tus canciones no sirva para vender más discos o más entradas de conciertos. Que nunca ninguno de los motores de aquello que quieres explicar sea el mercado. Esto es el gran error y el gran asesinato de la cultura y el arte.
Si Doc de Regreso al Futuro hubiera venido de los 80 para aterrizar en nuestra realidad ¿nos lo hubiéramos creído?
Guillem: De hecho, utilizamos la metáfora del monopatín volador como idea clara de “Futuro tu Antes Molabas”. Yo recuerdo que cuando la veía pensaba que me apetecía ver aquel futuro que se proyectaba, pero la realidad está siendo una cosa muy diferente. Y luego cuando lees a Orwell o un Mundo Feliz, ves que son este tipo de distopías las que realmente nos están pasando. Yo creo que si Doc hubiera visto nuestra realidad se hubiera pirado por patas.
¿Cómo os habéis sentido con esta segunda grabación? La presión del segundo disco, cuando ha gustado tanto el primero, es siempre difícil, ¿no?
Alfonso: La verdad es que presión muy poca. Ya hacía tres años que habíamos grabado el anterior. A parte, este lo hemos grabado durante la pandemia y fue un poco raro. Lo hicimos en la distancia, archivo va archivo viene. Guille nos iba mandando maquetas y después lo trabajábamos en casa. Ha sido muy diferente. Estamos en un momento muy creativo. Aún tenemos muchas cosas por decir y nos apetece decirlas, así que no percibo demasiado esta presión.
Guillem: Yo esta presión sí que la sufro un poco más. Siempre pienso: ¿a ver si le va a gustar este disco a mi padre? ¿A ver si supera lo anterior? Pero todo y existir esta presión natural de querer hacerlo un poco mejor que en el disco anterior, lo hemos vivido de manera muy tranquila. Riendo mucho y pasándolo muy bien.
Alfonso: Yo viví la presión de trabajar sobre las baterías que me proponía Guille en sus maquetas. Estaban hechas con el Garageband con dos dedos y le tuve que decir: lo siento amigo, pero, o te buscas un hombre orquestra o yo a eso no llego. Yo es algo que no había hecho nunca, siempre había sacado las baterías en el ensayo, todos juntos. Mi presión ha sido intentar emular lo que Guille tenía en la cabeza.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de crear en la distancia?
Guillem: Yo prefiero claramente hacerlo todos juntos en local de ensayo. Pero también es verdad que me salvó la vida poder estar concentrado en las maquetas durante el confinamiento. Me lo pasé muy bien y hasta me curré alguna versión para mi padre del “Peaches en Regalia” de Frank Zappa. También hice algunas versiones para mi tía o mis colegas. Pero está claro que, aunque me gusta componer en intimidad, prefiero poder construir todos juntos en el local de ensayo.
A nivel musical habéis recrudecido un poco vuestro sonido, las guitarras me suenan noventeras y, a la vez, habéis potenciado el lado pop, incluso en algunos momentos me recordáis a Redd Kross. ¿Esto sale pensado, espontaneo, mix mix?
Guillem: Supongo que las cosas se destilan, es bastante inconsciente, la verdad. Hablo por las tres, pero la manera como tocamos tiene sus padres y sus madres y claro a todos nos gustó el grunge y yo personalmente soy muy fan del “Phaseshifter” de Redd Kross, así que supongo que se cuela por los poros. Lo que si tengo claro es que queríamos que el disco sonara más crudo. También pienso que hay más variedad que en el primero.
«Para mi el éxito seria hacer cosas que no me comprometan éticamente. Aunque sé que lo tengo complicado»
Es verdad que es más variado, pero a la vez conserva mucho la unidad.
Guillem: Creo que esto también le pasaba al primero, más allá de que fuera un poco cansino porque todo el rato estaba muy arriba.
Es verdad hay algo de eso que dices en el primero. En cambio, con este se respira más equilibrio.
Alfonso: Tienes más aire.
Guillem: Si hay más bajada. Como el “Phaseshifter” de Redd Kross, empieza con tres pepinos y luego vienen lentas que compensan.
Aunque ya os lo han preguntado muchas veces, quería saber como os afectan anímicamente las cancelaciones de los conciertos por el Covid, que a vosotros os han tocado, y algunas importantes como el Primavera Sound o el Tomavistas. Es como estar viviendo en vivo y en directo la sociedad líquida de Bauman, ¿no? ¿Cómo lo afrontáis?
Guillem: Pues líquidamente. (risas). Con mucho desencanto posmoderno (más risas). Claro que nos hacia mucha gracia tocar en todos estos festis, pero tampoco era una gracia hasta el punto que se nos cayera todo el castillo. A nosotros, nuestro impulso es hacer temas, ensayarlos, comer juntos y tocar en sitios preferiblemente pequeños. Esto es lo que nos gusta. Y luego los festis, con todo el respeto para ellos, en gran parte nos sirven como sostén económico, sobre todo algunos, y nos ayuda a ser visibles, pero ya está.
Alfonso: Pienso mucho como Guille. No nos desanimamos, porque vemos que, a pesar de todo, la rueda continúa girando. Se cancelaron muchos bolos pero nos siguen queriendo cuando se puedan reagendar. Y me anima ver esta incertidumbre como algo momentáneo. Continuaremos haciendo bolos, en salas y en donde nos quieran. Viajaremos mucho por España y fuera de España si puede ser. Lo que más nos gusta es hacer turismo, comer tapas y tocar en lugares pequeños donde tengas la opción de hablar con la gente. Nos gusta el contacto humano y parece que esto no se acabará.
Con este título tan explicito “Futuro, Tú Antes Molabas” hacéis referencia a un escenario casi distópico donde la esperanza parece que agoniza. ¿Tanto ha cambiado todo en tan poco tiempo? ¿Os imagináis sacando este título hace unos años?
Alfonso: Sí, totalmente. Sino hubiera habido pandemia este disco tendría el mismo título y las canciones las mismas letras. Si te paras a pensar, tres años antes tampoco estaba mucho mejor. Yo pienso que con la memoria histórica que tenemos de aquí a 10 años la gente ni se acordará del Covid. El ritmo con el que vivimos es muy rápido y directamente proporcional a nuestra capacidad para recordar.
Guillem: Vivimos en la falsa libertad del estado del bienestar. A veces entiendo aquello de que no nos podemos quejar, porque la verdad es que podría ser mucho peor.
A veces me parecéis la banda sonora para el discurso de Noah Chomsky y su teoría del pragmatismo. Hace poco leía una entrevista de él en El País en la que decía que: “No tienen sentido los gestos románticos, que no solo van a fracasar, sino que van a llevar a los peores resultados. Debemos afrontar el mundo tal y como es y actuar para mejorarlo”. ¿Es Chaqueta de Chándal una manera de afrontar ese pragmatismo?
Guillem: Si al final utilizamos la ironía que le aporta un poco de ligereza al asunto. Tampoco es que nuestra intención sea hacer pensar a la gente, pero si este fuera el caso, nuestro mensaje sería: – ¡hostia!, pensad un poco más. Hablemos un poco más. – Lo sintetizaría con esto.
¿Esperabais la repercusión que tuvisteis con vuestro primer disco?
Guillem y Alfonso: No (al unísono)
Alfonso: Yo llevo muchos años y nunca he tocado con la intención de poder vivir de ello, pero de repente empiezas a ver que salen muchos conciertos y que igual puedes vivir un poco de esto y la verdad es que me hace mucha ilusión. A parte que me apetece mucho tocar y poder hacer música y conciertos.
¿Cuál es el significado del éxito para vosotros?
Alfonso: Para mi el éxito seria hacer cosas que no me comprometan éticamente. Aunque sé que lo tengo complicado.
Guillem: Yo me sincronizo mucho con la aspiración de Alfonso. Me imagino el éxito cuando te mueres. Si estás más o menos satisfecho con lo que has hecho y has sido fiel a tus principios y empático con la gente a la que quieres, esto es el éxito. Pero hasta que no estemos a punto de morirnos no lo sabremos del todo.
Alfonso: El día a día también es importante. Pequeños pasitos para luchar contra todas las contradicciones. Ah y tener una buena cosecha de tomates. Esto es un gran éxito.
Ref: Andreu Cunill Clares — 19-03-2022 – Mondosonoro